EN LA FAMOSA PIEZA TEATRAL SE LUCE UN EQUIPO DE MAGNIFICOS ACTORES Y TECNICOS
"Aplausos" de imaginación y encanto
Ficha técnica: "Aplausos" de Betty Comden y Adolph Green, con música de Charles Strouse y letra de canciones de Lee Adams. Dirección: Alicia Zanca. Dirección musical: Gerardo Gardelín. Escenografía: Jorge Ferrari. Vestuario: Fabián Luca. Iluminación: Marcelo Cuervo. Coreografía: Gustavo Zajac. Actores: Claudia Lapacó, Paola Krum, Miguel Habud, Roberto Catarineu, Luz Kerz, Juan Carlos Puppo y Nicolás Scarpino. El Nacional (Corrientes 960).
Dos actrices brillantes: Claudia Lapacó y Paola Krum, la estrella y la trepadora.
El "otro lado" del escenario, o sea el backstage del espectáculo, es lo que muestra en parte "Aplausos" un musical ambientada a fines de 1960, una década bastante definitoria para el pasado siglo XX.
En los Estados Unidos, país en el que transcurre la historia, estalla la guerra de Vietnam, todavía se vive el furor de la psicodelia despertada por la música Beatle en Inglaterra, el hippismo, el amor libre y el auge del pop art.
En ese ambiente se desarrolla "Aplausos" que centra su conflicto en el enfrentamiento generacional que se produce entre una cotizada estrella del show business americano, Margot Channing (en la versión local pasará a llamarse simplemente Margo) y una joven con talento que recien comienza Eva Harrington.
La obra está inspirada en el filme "All about Eve" de la década del 50, que protagonizó Bette Davis y que en la Argentina se tituló "La malvada".
CIRCULO DE PASIONES
"Aplausos" abre y cierra un círculo en el que ambición, celos, venganzas, traición, falsedad y artificio son en parte sus condimentos.
A este musical le cabe la pregunta ¿qué sería de los actores si estuvieran despojados de narcisismo?.
Seguramente no podrían enfrentarse al público, intentar cantar, bailar y actuar con la precisión que ese público "despiadado" exige, en un mercado como el americano donde el arte se cotiza como parte de una industria.
Con estas cartas en la mano "Aplausos" pone al desnudo, parte de las debilidades humanas y lo hace apelando a una historia muy bien diseñada, en la que se ve a su protagonista Margo que en el apogeo de su carrera, festeja en su camarín el triunfo del estreno de una nueva pieza, mientras espera acompañada del director, el empresario y el guionista las codiciadas críticas de los diarios, que le permitirán seguir manteniendo su cetro de reina del show.
Pero Margo también tiene otra cara más intima, en la vive un amor que ella se propone sea algo distante con el joven director de la obra; coquetea caprichosamente con su empresario y guionista y no prevé la irrupción en su vida de "la malvada" Eva Harrington.
Cuando esta aparece Margo comienza a descubrir la vulnerabilidad de su personalidad, su falta de cualidades para dejarse amar, hasta que finalmente acepta, que en la vida nada es eterno y que cada edad tiene su cuota de reconocimiento, de placer, de sentido.
Margo en la versión local es una mujer despótica, agresiva, peleadora, huraña, angelical y abierta de criterios, como la mayoría de los artistas. No es casual que decida ir al famoso bar gay Stoneywall neoyorquino (donde sucedió en aquella época una razia que terminó con varias víctimas y dio lugar al "Día del orgullo gay" extendido internacionalmente), acompañada de su eficiente peluquero personal Duane Fox.
COMPLICES ESCENICOS
En veintiún cuadros en los que asoman desde melodías suaves, románticas, sin mayores estridencias, hasta algunos atisbos de hip hop o jazz tradicional, la pieza deja un sabor de reconocimiento a los artistas y el público. Despierta una extraña y agradable complicidad entre el espectador anónimo en la platea y los interpretes que casi a la manera de "Hair" bailan, cantan y actúan con una técnica, que parece fruto de la espontaneidad, sin embargo no lo es.
La puesta en escena de Alicia Zanca resplandece en el claro diseño de personajes, en sus caracteres, a veces volcánicos, otras tiernos, pero siempre dueños de una personalidad avasallante, hasta a veces desaforada, en el caso de Margo o perversa y cínica en la joven Eva Harrington. La direccion dotó a su trabajo de un aparente, acertado y sutil tono de informalidad, de disparate vodevilesco, que permitió el magnífico lucimiento y convivencia de cada uno de los rubros técnicos del espectáculo.
FELIZ EN LA ESCENA
De Claudia Lapacó se podría decir que se la ve feliz en el escenario. Asume su difícil papel de Margo con una solvencia y cualidades artísticas excelentes. Divertida, sensual, romántica, agresiva y siempre atenta es su actuación.
PAOLA KRUM brilla cándida y perversamente en su formidable diseño de una Eva Harrington que le permitió a la actriz bucear en una veta casi desconocida de su trabajo con un valiosos recursos interpretativos.
Nicolás Scarpino es el encantador "ángel" travieso, meritorio es su papel del peluquero de Margo.
Miguel Habud, Juan Carlos Puppo, Roberto Catarineu y Luz Kers aportan encanto y sólido profesionalismo. Romina Groppo tiene frescura y muy buen desempeño en la interpretación de ese tema que habla del necesario aplauso que necesitan los actores.
Excelente el vestuario de Fabián Luca, su armonía en el uso de colores, con reminiscencias de la moda hippie, el estilo Courreges y el pop asoman con total equilibrio y convierten el escenario casi en un "país encantado". Muy buena es la escenografía de Jorge Ferrari y la iluminación de Marcelo Cuervo.
"Aplausos" es un musical hecho con imaginación y exquisitos recursos creativos.
Juan Carlos Fontana
07/06/2004
