TEATRO : CRITICA - "TRES VERSIONES DE LA VIDA", DE YASMINA REZA

Ficha


Tres versiones...

AUTORA YASMINA REZA DIRECTOR LUIS ROMERO ELENCO PAOLA KRUM, LUIS LUQUE, FERNAN MIRAS Y CAROLA REYNA ESCENOGRAFIA MARCELO VALIENTE VESTUARIO RUTH FISCHERMAN TEATRO MULTITEATRO (AV. CORRIENTES 1283).

MUY BUENA

Reconocerse y reírse de sí mismo

La obra tiene momentos desopilantes y buenos trabajos de Luis Luque, Carola Reyna, Paola Krum y Fernán Mirás.



MATRIMONIOS Y ALGO MAS LUQUE, KRUM, REYNA Y MIRAS. LOS CUATRO ACTORES TIENEN SUS MOMENTOS DE LUCIMIENTO, EN UNA OBRA QUE RECREA UNA MISMA SITUACION DE TRES FORMAS DISTINTAS.

María Ana Rago
mrago@clarin.com


Con una platea entusiasta, colmada de famosos, se estrenó el martes Tres versiones de la vida, la obra de la dramaturga francesa Yasmina Reza -la misma autora de Art-, protagonizada por Paola Krum, Luis Luque, Fernán Mirás y Carola Reyna, en el Multiteatro.

Una comedia que juega con tres variantes posibles para un mismo encuentro. El punto de partida de todas es idéntico: el matrimonio de Huberto e Inés Finidori llega a cenar a la casa de Enrique y Sonia un día antes del que los anfitriones los esperaban: por lo tanto, estos no están vestidos para la ocasión ni hay comida preparada para agasajar a los invitados.
De cómo cada uno de los personajes se para frente a esa circunstancia, el desarrollo de los acontecimientos cambia. Enrique es astrofísico, encargado de investigaciones: frente a Huberto, director del Observatorio de París, en la tercera versión abandona el tono obsecuente y servil que mantiene en la primera: ésa es la diferencia más fuerte. El humor está bien logrado en general, y llega a ser desopilante en la versión inicial.

Entre una versión y otra hay colores y tonos diversos, sutiles modificaciones en el texto, pero la segunda versión, pese a ciertos cambios de actitud de los personajes, está demasiado cerca de la anterior. Y después de una brillante primera parte, la magia se desdibuja y el ritmo cae. En la tercera versión, más breve que las otras y con mayores diferencias, vuelve la fuerza a la escena. La obra está hecha de tres momentos que, en realidad, son uno solo, pero sin ser el mismo. Tres enfoques distintos: el único problema es que no en todos los casos son tan distintos.

El elenco se luce con muy buenas actuaciones. El matrimonio Finidori, en la piel de Reyna y Luque, es rico en matices; sus composiciones son originales, divertidas y elogiables.

Krum aporta a su personaje una escondedora e inquietante ironía, y la seducción que su criatura necesita; a Mirás le tocó en suerte un personaje clave. Es el único verdaderamente interesado en que el encuentro salga bien, porque cree que de eso depende su ascenso laboral: maneja con ductilidad y gracia el nerviosismo que le corresponde a Enrique y saca provecho a la gestualidad. La presencia invisible de Tomás, el hijo de los dueños de casa, agrega una cuota de tensión interesante.

En el escenario, el prolijo living de la casa de Sonia y Enrique tiene en el centro un largo sillón blanco. Ese orden externo contrasta con la intrincada vida de los personajes.
La dirección de Luis Romero no logra que la puesta recupere en su segunda mitad el brillo de la primera parte, sobre la cual cabe una excelente calificación. Pero sí saca lo mejor de cada uno de los protagonistas y pone el acento en el humor. Vuelve reconocibles las situaciones que la obra plantea y el espectador no puede dejar de encontrarse con su propia vida en algún momento.


Clarin

24/07/2007